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Mostrando entradas de 2019

LA HORMIGA VIRUTA Y EL HORMIGO ALQUITRON

Viruta era la madre y directora de una comunidad de hormigas, todas muy trabajadoras  y muy buenas , porque su madre les hacía tener una disciplina esmerada. Sin embargo, el vecino Alquitrón era malo, malo, y en cuanto se descuidaba la madre iba y les decía: - Sois tontas, ¿cómo permitís que vuestra madre os trate de esta manera? Sois tontas, vivid la vida como hago yo, que no hago más que divertirme y pasarlo bien. Y algunas de ellas intentaron hacer lo que éste les decía, pero Viruta, que tenía más redaños, les decía: - ¡Vagas, más que vagas! ¿Qué queréis entonces, vivir sin trabajar? Pues no mientras que estéis a mi lado, y si no podéis marcharos, iros con ese golfo y veréis que bien vais a vivir. ¡ A trabajar todas! Que tenemos que aprovechar lo poco que queda del verano porque luego vendrá el invierno y no podemos salir fuera del hormiguero. Como todos los años debemos tapar bien la entrada para que no nos entre agua y así poder disfrutar de lo...

¡Feliz 2020!

¡Feliz 2020! Queridos lectores: Desde aquí os quiero desear un muy feliz año nuevo, lleno de felicidad y buenos momentos. Un fuerte abrazo, Custodia
EL GATO LORENZO Don Raimundo era un abogado, pero no trabajaba, vivía de una buena pensión que le pasaba su madre. Esa noche hacia un frío que pelaba, eran las dos de la mañana, ¡y venía con una merluza encima...! Porque había estado toda la noche de juerga... Al ir a coger el coche vio que en lo alto del capó había un gato y éste empezó a ronronearle, entonces le dijo: - Anda sube, que no te voy a dejar ahí pasando frío, ya veo que te gusta rondar a las gatas de noche como a mí. Al llegar a casa estaba todo manga por hombro como lo había dejado antes de irse y pensó: "Verás mañana cuando venga la Raimunda y lo vea todo" y mirándolo dijo: - Acomódate donde puedas. Se quitó la corbata y los zapatos y se tiró a la cama, y el gato se acurrucó junto a él, y así los encontró Raimunda cuando llegó a la mañana siguiente: - Venga, levanta, perezoso, que va a llegar tarde, que ya son las doce del medio día. - ¿Las doce? ¿Y por qué tengo yo que madrugar tanto? - Pu...
EL GANADERO Ay barrio de Santa Cruz, ay calle de Doña Elvira, donde yo lo conocí y desde el primer momento supe que era el amor de mi vida. Solo me dio un beso, un beso en la mejilla, me dijo hasta luego y se marchó. Y pasaron las horas, y pasaron los días, y han pasado dos años sin que dé señales de vida. La guapa sevillana se consumía, mirando y mirando tras la celosía, y aquella mala vecina que la abuela no quería se pasaba el día cantando. Sin ninguna mala intención decía "a la lima y al limón tú no tienes quien te quiera, a la lima y al limón te vas a quedar soltera".¿ Fueron muchos mozos a rondarla junto a su cancela, pero ella a ninguno escuchaba, y la abuela un día le dijo: - ¿Pero a qué esperas, mi alma? Al guiso si se deja mucho se le pasa el arroz, hija mía. Un día llamaron a la puerta y todo su cuerpo se estremeció al oír aquella voz: - ¿Quién es? - Servidor. - ¿Y puede decirme qué quiere, por favor? - Vengo a cobrarme lo que me debes, mi amor...
EL GUARDIAN DEL FARO El guardián del faro era un hombre muy triste. No hablaba con nadie; cuando todas las semanas iba al pueblo a comprar todo lo necesario, no sonreía, todo el mundo pensaba "¿Qué le habrá pasado a este hombre para estar tan triste?". Se había casado con aquella niña que tanto quiso, fue su novia de toda la vida... Llevaban tan solo dos años casados cuando ella se fugó con un marino y lo dejó con aquella niña tan pequeña. Fue tan grande su humillación y su decepción que pensó en quitarse la vida, pero cuando aquella niñita que ya había aprendido a decir papá con solo un añito le echaba los bracitos y le tocaba la cara, pensó: "Que sería de mi niña si yo le faltara". Y se dedicó a ella por completo, la crió con toda clase de mimos y atenciones; cuando la niña empezó a crecer, como era un manitas, le hacía muchos juguetes de madera y muñecas de trapo y le contaba muchos cuentos. Cuando la niña fue un poco mayor también la llevaba todas las s...

El prólogo de mi libro

Hace unos meses, y con ocasión de mi cumpleaños, mi nieta María escribió las siguientes líneas para el prólogo de mi libro de relatos... ¡Que lo disfrutéis! Desde pequeñas, nuestra abuelita Custodia nos leía cuentos inventados por ella para hacernos soñar. Solía hacerlo en nuestras vacaciones. Se sentaba bajo la parra de la casa de campo, cerca de la piscina con su bañador morado, y comenzaba a inventar historias, donde los animales solían ser los protagonistas que vivían grandes aventuras. Recuerdo que ella fue la que nos enseñó el bonito significado de la palabra “moraleja”: enseñanza que se deduce de algo, especialmente de cuentos o fábulas. Beatriz, la nieta mediana, cogió la costumbre de transcribir aquellos relatos, como el del famoso Alacrán. Muchos años después, la abuelita seguía narrando historias desde su sillón, y a la nieta pequeña María se le ocurrió que una grabadora sería un buen regalo de cumpleaños, ya que la abuelita ya no podía escribir como antaño, pero su me...
AQUELLA YEGUA BLANCA Hasta las piedras del camino chocaban unas con otras, al ver que ya no volverían a oír aquel sonido de aquellas herraduras al pisar sobre ellas. Don Estanislao, un comandante y aviador de unas líneas aéreas, había comprado aquel cortijo andaluz porque su esposa tenía una salud muy débil y quiso traerla a Andalucía para ver si así se reponía. Y así fue, s e sintió tan bien en aquella casa tan alegre que al mismo tiempo disfrutaba de tanta paz y tranquilidad que hasta se quedó embarazada.  Transcurrieron los meses del embarazo muy feliz y tranquila, el comandante venía a verla cada vez que podía escaparse y cuando llegó la fecha del parto, unos días antes, la montó en su avión particular y se la llevó a Inglaterra, porque quería que allí naciera su primer hijo.  Doña Alfonsina lo pasó muy mal y ahora sí... ahora sí que cayó enferma y murió varios meses después dejando a una niñita muy pequeña, Anabel. La trajo el padre al cortijo con una na...
EL GENIL Y SU GRAN HERMANO EL GUADALQUIVIR Un río granadino llamado el Genil va lenta muy lentamente en busca del gran río jaenero llamado Guadalquivir y en Palma del Río, un pueblo cordobés, allí se juntan y se dan un abrazo como si de viejos amigos se tratara, y empiezan a contarse sus penas y alegrías: - ¿Qué te pasa amigo mío, que te veo tan apagadito? - dijo el Genil al Guadalquivir. - ¿Qué me pasa? Lo mismo que a ti, que cada día dejan más estrechos nuestros cauces, porque los humanos siguen edificando en el terreno que corresponde a los ríos, nos echan toda clase de inmundicias, y no nos limpian - ¡Ay si yo te contara amigo mío, hoy sin ir más lejos poco después de pasar por Granada, si supieras  lo que me han depositado! - No lo sé, pero tú me lo vas a decir. - ¡Una cama! - ¿Una cama, dices? - Si, con su colchón, su almohada, su colcha y su manta, y una vez que la pareja la lanzaron dijeron:  "Anda que te lave el río, lleva tanta mierda que una ...