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LA HORMIGA VIRUTA Y EL HORMIGO ALQUITRON


Viruta era la madre y directora de una comunidad de hormigas, todas muy trabajadoras y muy buenas, porque su madre les hacía tener una disciplina esmerada. Sin embargo, el vecino Alquitrón era malo, malo, y en cuanto se descuidaba la madre iba y les decía:
- Sois tontas, ¿cómo permitís que vuestra madre os trate de esta manera? Sois tontas, vivid la vida como hago yo, que no hago más que divertirme y pasarlo bien.
Y algunas de ellas intentaron hacer lo que éste les decía, pero Viruta, que tenía más redaños, les decía:
- ¡Vagas, más que vagas! ¿Qué queréis entonces, vivir sin trabajar? Pues no mientras que estéis a mi lado, y si no podéis marcharos, iros con ese golfo y veréis que bien vais a vivir. ¡ A trabajar todas! Que tenemos que aprovechar lo poco que queda del verano porque luego vendrá el invierno y no podemos salir fuera del hormiguero. Como todos los años debemos tapar bien la entrada para que no nos entre agua y así poder disfrutar de lo que hemos traído durante todo este tiempo.
Al vecino le molestaba mucho que la hormiga prohibiera a sus hijas que hablaran con él, y siempre estaba tramando una forma de vengarse de ella. Como ésta lo sabía también pensaba qué podía hacer para que no pudiera acercarse al hormiguero; como era tan lista se fijó en la cocina donde solía ir con sus exploradoras a recoger todo lo que se caía al suelo: miguitas de pan y pedacitos de comida. Había unos cables que enchufaban en la pared y encendían el brasero y la cocina, y ella pensó: "¿Y si nosotras despacito por las noches nos lleváramos estos cables al hormiguero?"
Y así lo hicieron, y los puso todos alrededor de la entrada y muchos más, pero pelados para que todo el que se acercara se achicharrara, y le dijo a sus hijas:
- Tened mucho cuidado, con esto no se puede jugar, y las que os acerquéis ahí os quedáis muertas.
Empezó la escarcha, la lluvia, las nevadas y Viruta dijo a sus hijas:
- Ya se acabó salir fuera, ahora a tapar muy bien la entrada, y si queréis ver algo, por las ventanitas que tenemos podéis verlo.
Alquitrón, que no había juntado nada porque se había pasado todo el verano divirtiéndose y pasándolo bien con sus compañeros, empezó a pasar hambre y dijo:
- Vamos a ir por ellas, que tienen almacenado mucho, vamos y nos lo traemos para nosotros.
Tan grande y bravucón como era, un hormigón de cabeza gorda, y todas sus hormigas rojas también, conforme fueron acercándose e intentaban saltar el cable allí se quedaban pegadas. Todas murieron menos él, entonces, en un momento de arrepentimiento, le fue a llorar a Viruta para que ella lo viera, diciéndole:
- Viruta, por favor, perdóname, al fin al cabo somos todos de la misma raza aunque yo tenga distinto color. Y ahora ya ves, me siento solo y desamparado sin tener ni siquiera qué comer.
- No, no, no creas que me voy a compadecer de ti... Porque mientras mis hijas y yo trabajábamos, ya sabes tú a lo que te dedicabas, y encima venías a malmeter para conseguir que mis hijas me desobedecieran y se pusieran contra mí, siempre fuiste un cobarde, ¡pórtate ahora como el macho que dices que eres!
- ¿Cobarde yo? A ver si lo que voy a hacer te parece de ser un cobarde...
Y se puso sobre el cable atravesado, en seguida empezó a arder y quedó allí achicharrado.
"Y bien", pensó Viruta con alegría, "al fin ya no hay nadie que nos haga daño con la muerte de éste malvado; pero no voy a decirles nada a mis hijas, vamos a celebrarlo, pero nunca sabrán ellas por qué es la celebración, porque no quiero que tengan nada de maldad en su pequeño corazón".
Comieron aquella grandiosa tarta que las cocineras habían hecho con todos los trocitos de pasteles que habían traído las obreras de la cocina y bebieron aquel líquido exquisito que también las cocineras habían hecho, con la miel que la Reina Mielita les había regalado para el cumpleaños de su mami. Bailaron, cantaron, rieron, bebieron y se divirtieron de lo lindo, y cuando ya estaban todas rendidas, dijo Viruta:
- Chicas, a dormir todo el mundo, que hoy es día de descanso, todo el día podéis estar acostadas si queréis.
******
Qué peligro tan grande... Un oso hormiguero descubrió lo que había allí dentro e inició un baile de los que solía hacer siempre antes de darse un buen banquete, pero aunque todas dormían Viruta estaba de vigilancia. Cuando vio al oso se acordó de los globos que había comprado para la celebración y que no se habían explotado, entonces abrió una ventana y los explotó: ¡POM POM POM!
Y el oso hormiguero, que creyó que era una escopeta y que le estaban disparando, salió corriendo sobre dos patas, y Viruta riendo dijo:
- ¡Anda! ¡Que creías que nos ibas a comer a todas, pero te has equivocado!
FIN

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