Hace unos meses, y con ocasión de mi cumpleaños, mi nieta María escribió las siguientes líneas para el prólogo de mi libro de relatos... ¡Que lo disfrutéis!
Desde pequeñas, nuestra abuelita Custodia nos leía cuentos inventados por ella para hacernos soñar. Solía hacerlo en nuestras vacaciones. Se sentaba bajo la parra de la casa de campo, cerca de la piscina con su bañador morado, y comenzaba a inventar historias, donde los animales solían ser los protagonistas que vivían grandes aventuras. Recuerdo que ella fue la que nos enseñó el bonito significado de la palabra “moraleja”: enseñanza que se deduce de algo, especialmente de cuentos o fábulas. Beatriz, la nieta mediana, cogió la costumbre de transcribir aquellos relatos, como el del famoso Alacrán.
Muchos años después, la abuelita seguía narrando historias desde su sillón, y a la nieta pequeña María se le ocurrió que una grabadora sería un buen regalo de cumpleaños, ya que la abuelita ya no podía escribir como antaño, pero su mente seguía llena de fábulas que contar. Más tarde, la nieta mayor, Virginia, se hizo cargo de transcribir todos estos relatos a un bonito blog en internet, haciendo que una abuelita de más de 80 años se sumergiera en las nuevas tecnologías, asegurándose así de que no se perderían nunca sus letras.
Muchos años después, la abuelita seguía narrando historias desde su sillón, y a la nieta pequeña María se le ocurrió que una grabadora sería un buen regalo de cumpleaños, ya que la abuelita ya no podía escribir como antaño, pero su mente seguía llena de fábulas que contar. Más tarde, la nieta mayor, Virginia, se hizo cargo de transcribir todos estos relatos a un bonito blog en internet, haciendo que una abuelita de más de 80 años se sumergiera en las nuevas tecnologías, asegurándose así de que no se perderían nunca sus letras.
Así nació Cuentos CuCoBa, el rincón donde Custodia Contreras Barranco enseña al mundo su imaginación sin límites, una imaginación que podría ser la de una pequeña niña risueña, pero que además contiene todos los conocimientos de vida que esta abuelita de 90 años acumula a sus espaldas. Y es que las ideas, las bondadosas, creativas y pacíficas, pueden transmitirse en forma de fábulas, cuentos y relatos, y eso lo sabe muy bien la abuelita. Puede sacarte una historia de cualquier anécdota, ya sea un recuerdo vago en su mente de sus años mozos, o cómo vive el insomnio cada noche en su vida actual. En todo puede haber un aprendizaje, una máxima, algo divertido o creativo. Son ya más de 8 años desde que estos personajes empezaran a divagar por nuestras mentes, ya que comenzó a escribirlos con “28 años si los lees de derecha a izquierda”. Y es que el humor nunca le ha faltado, ya que no hay más que ver los inimaginables nombres que le pone a sus protagonistas: Adolfina, Niceto, Periquín, Petrusca, Anselmo, Carmencus…
Este libro que tienes en tus manos es una pequeña muestra de los relatos que la abuelita Custodia está regalando al mundo, cual inmejorable legado. Y también, un reconocimiento por parte de su familia a su vida, y a su inteligencia inapagable.
Esperamos que el lector disfrute, y sobre todo, aprenda de estos relatos como lo hacemos nosotros. Como diría la abuelita: Para finalizar solo una cosa más, un ruego… Sed felices.
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