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El gallo de la discordia


Nicolasa tenía un hermosísimo patio en su casa, pero en vez de tener en él macetas, flores , como tenían sus amigas y vecinas, ella tenía pollos y gallinas. Decía “las macetas no dan beneficio ninguno, solamente dan trabajo, adornan mucho. Y mis pollos y gallinas también!”
Estaba este día dándoles de comer y recogiendo los huevos, cuando llegó su hermano Valeriano.
 “¿Qué haces?” “Pues mira, recogiendo los huevos y dándoles de comer.” Se quedó mirando a un hermoso gallo que había allí y dijo: “Vaya banquete que os vais a dar con ese gallo tan hermosísimo” “¿Uy, qué has dicho?, nosotros no nos vamos a comer ese gallo”. “No? Entonces qué piensas hacer con él?” “Ah pues venderlo hijo, tú sabes siquiera lo que ese gallo vale?” “¿Cuánto vale?” “Pues el que quiera comérselo me tiene que dar 5 pesetas”
5 pesetas en aquellos tiempos de la posguerra era una cantidad importante.
“Muy bien, pues yo te doy las cinco pesetas y ese pollo me lo como yo”
Sacó un billete de mil pesetas para pagarle, y le dijo: “Por Dios, a dónde voy yo por dineros, para darte el cambio de mil pesetas?” “¿Qué no tienes tú para cambiarme mil pesetas? Si tú tienes billetes hasta con legañas” “No, mira, yo me vengo apañando con lo que saco con la venta de los huevos y los pollos que vendo de vez en cuando, para los gastos diarios de la casa. Y claro, lo gasto todo, nunca retengo” “vale, vale, ahora cuando yo cambie, vendré a pagarte”
A u ayudante le dijo: “Coge este gallo y llévalo a mi casa. Y le dices a mi mujer que quiero comer a medio día arroz con carne de gallo. Y bueno, dale a la niña para que vaya a por un kilo de arroz también no sea que mi mujer no tenga. Ya te lo pago después todo”
Cogió ella y le dio lo que valía entonces un kilo de arroz. Y entonces le dijo a su hija “Lleva el arroz a casa, y que tu madre te de dos talegas y te de tu madre dinero para ir a comprar el pan”
“¿Por qué dos talegas, papa?
“Tú haz lo que te digo,no tienes por qué preguntar. Ven con dos talegas”
Bueno, fue la niña le pidió las dos talegas a su madre y volvió. “Papá venga dame dinero para ir por el pan.”
Le dijo él “Mira, en esta talega le dices a la panadera que te eche el pan, y en esta otra los pelos”
“Papá, por Dios! Cómo le voy a decir yo eso a la panadera?”
“Sí, ayer me encontré pelos en el pan, y a mi no me gusta el pan con pelos. Así es que le dices que una eche el pan y en otra el pelo, que a mi no me gustan los revueltos.”
“Papá como le voy a decir yo eso a la panadera??”
“Como no se l digas el castigo que te voy a poner va  ser que no vas a salir a la calle en un montón de días”.
Pues la niña así fue y le dijo a la señora aquello delante de toda la clientela.
La señora dijo “Ay, qué cosas tiene tu padre, mira que le gustan las bromas”
“No no señora no es broma, es que es verdad que se encontró pelos ayer mi padre en el pan”
Se asomó Nicolasa muchísimas veces a la puerta a ver si veía venir a su hermano. Y nada, llegó la noche y este no asomó. Y entonces le dijo a su marido: “Bibiano, voy a casa de mi hermano”. Pues sí hija si, porque por lo visto tu hermano tiene poca intención de venir a pagarte el gallo”.
Cuando el hermano la vi llegar le dijo “Nicolasa a dónde vas a estas horas, con el frío que hace??”
“Qué donde voy, a coger lo que me debes, porque me dijiste ahora cuando cambie vengo, y me he quedado esperándote. Y yo no me quiero acostar sin tener ese dinero en mi poder.”
Se quedó el hermano mirándola y se echó a reír.
“¿De que te ríes?” “Pues de que yo no te debo a ti nada” “Mira no me gastes esas bromas que me pongo mala, ¿que tú no me debes a mi nada?” “Pues claro que no, ¿qué es lo que et debo yo a ti?” “Me debes 5 duros, que es lo que valía mi gallo” “Pues lo siento mucho querida, pero no te voy a dar ni un céntimo” “¿Pero y eso por qué?” “Porque a ver si así aprendes a no ser tan imbécil y el próximo gallo que críes te lo comes” “No por favor no me hagas esto” “No sigas diciendo tonterías que no te lo voy a pagar”
 Y ya desesperada como estaba dice “Por lo menos págame el arroz, o también te voy a pagar yo el arroz?” “Mira hermana, yo cuando invito a alguien a comer, no te digo, yo te pongo la carne y tu el arroz, te invito para comer a todo” “Qué sinvergüenza eres, qué bajo, ay, si nuestro padre viviera” “Si nuestro padre viviera se moriría de vergüenza de tener una hija tan rácana y tan tonta como tú”.
Salió de su casa llorando a gritos, los vecinos se asomaban a las ventanas y a las puertas preguntándose qué le pasaba a esa mujer, qué le habrá hecho su hermano. El hermano con mucha guasa se asomó y le dijo: “¿sabéis lo que le he hecho? Pues comerme a medio día un arroz con pollo estupendo y esta noche pollo con tomate, que los dos estaban exquisitos.”
No sabía qué explicación darle al llanto de su hermana. Y cuando llegó a su casa y el marido la vio como iba “Ya me imaginaba yo que iba a pasar algo de esto, pero a ver si te sirve para que la próxima vez y todas las otras próximas veces no te fíes ni de tu padre que se levante de la sepultura, que no le des a nadie fiado”

Al día siguiente, Valeriano que tenía un humor llegó a visitarla “ Sinvergüenza, no te da nada de venir a visitarme después de lo que me has hecho? O es que vienes a pagarme??” ¿A pagarte, si no te debo a ti nada” “vete de mi casa sinvergüenza, que no quiero saber nada de ti” Entonces salió el marido y le dijo “Vete y no vengas a deshonrarnos” “A deshonraros yo?” “Sí, porque eres un sinvergüenza y un ladrón” “Bueno, hombre, solo he venido a deciros lo buenísimo que estaba el pollo. Mi mujer lo hizo con arroz a mediodía y con tomate por la noche, y si uno estaba bueno el otro estaba mejor”. Bibiano cogió un cenicero que estaba encima de la mesa y se lo tiró y el otro se agachó, y se rompió el cristal de la puerta.
“Y yo te digo ahora sí que es verdad, que tengo q esta sin venir por aquí por lo menos un año”
Llegó el día de San Nicolás, y pensó mandarle un obsequio a su hermana. Y le mandó un reloj de estos que al dar la hora canta un gallo. A la hermana le hizo una ilusión grandísima. Y el marido mirándola le dijo “Ya se ha olvidado lo que te hizo tu hermano con el gallo’” Y le dijo “Pues no querido no se me ha olvidado, Lo que pasa que he salido yo ganando. Hombre, el mi gallo lo mató se lo comió y ahí acabó todo, pero este lo voy a tener cantando mientras viva. Así es que fíjate si he salido ganando yo. “

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