Tengo una casa
escondida en lo más profundo de Sierra Morena, donde creo que les da miedo
acercarse hasta a las fieras.
Lo primero que hice fue una cabaña para
resguardarme; los primeros días tuve que dormir en lo alto de un árbol y con la
escopeta montada porque las fieras acudían al olor, y venían con intenciones de
devorarme. Después me dije: "Tengo que averiguar donde hay agua",
porque las garrafas que traje, aunque las iba administrando al máximo ya me iba
quedando poca y sin agua no podía vivir. Empecé a andar y a andar... aquel día
volví cansado y desanimado porque por ningún sitio encontré agua, pero no cesé,
y al día siguiente también al ser de día estaba andando por allá buscando
agua. ¡Y qué alegría más grande, me encontré con un venero por el que salía tal
cantidad de agua que pensé: "Aquí hay para dar agua a un pueblo", pero entonces vi que
salían unos tubos por donde nacíael agua y pensé: "Tengo que averiguar a por
donde va", y cogí mi pala y empecé a descubrir, porque los tubos iban
metidos muy profundos, pero yo pensé: "No tengo prisa ninguna, tengo por
delante toda una vida".
Trabajaba despacio
con mucho cuidado para no dañar ninguna tubería, que al final me llevaron a un
cortijo medio destruido y abandonado.
Me puse de rodillas
y di gracias a Dios, porque pensé "Ha sido la Divina Providencia lo que me
ha traído hasta aquí".
Lo primero que me
llevé fueron las tejas, podía decirse que iba a empezar la casa por el tejado,
y después poco a poco me fui llevando otros materiales. Lo llevaba todo sobre
mis hombros, porque la camioneta que había traído y que tenía bien oculta, no
podía utilizarla porque la gasolina tenía que guardarla para una cosa muy muy
precisa, y cuando avanzaba en las excavaciones pensé "Aquí no vivió
cualquiera", porque todos los materiales eran de primera calidad, las
tejas incluso eran de verde, que al ponerlas pareciera el tejado la
continuación del campo, de la Sierra.
Lo primero que hice
fue el dormitorio, encontré una cama de hierro preciosa; me pareció demasiado destartalada,
pero la acoplé. Hice un armario empotrado tan grande que cuando terminé yo
mismo me reí porque dije: "Para qué quiero yo un armario tan grande si
todas mis ropas caben en dos maletas".
Las mesas de noche
estaban con las patas rotas y no me gustaban y entonces hice dos preciosidades
de dos troncos. Y seguí con mis excavaciones, encontré un cuarto de baño que
era una maravilla, los azulejos estaban intactos, y yo con mucho cuidado los fui
quitando y trasladando, también llevé la bañera, el bidé y el váter.
Un día seguía
excavando y se abrió un agujero por el que caí al sótano, madre mía, después
del susto lo que me alegré, porque allí había toda clase de materiales de
fontanería, de albañilería, de carpintería, herramientas de todas clases,
"Esto es lo que me va a ayudar de verdad", y claro, ¡de algo me tenía
que servir a mí haber hecho la carrera de Ingeniero de Caminos!
Allí en el sótano
encontré también un carrillo de mano que me ayudaba a transportar los
materiales con más facilidad, y seguí con mi obra. Construí una cocina-comedor
hermosísima, traje por supuesto los muebles de allí del cortijo, algunos
estaban estropeados, pero los fui arreglando, porque había hasta un banco
de carpintero y herramientas de todas clases. Después me hice un pequeño
cuartito de estar donde puse una mesa para leer mis papeles y un sofá para
descansar.
También me hice un pequeño jardín
porque me gustan y me alegran mucho las flores; como de agua estaba sobrado,
también me hice una piscina, esto me daba la vida porque todos los días me
bañaba dos o tres veces, y también un pequeño huerto donde empecé a criar
algunas cosillas, porque encontré semillas en aquel cortijo abandonado.
Aunque ya tenía lo
necesario para vivir cómodamente seguí haciendo excavaciones, pensaba
"¿qué me encontraré?", y me encontré un cuadro con una fotografía de
una señora espléndida y además joven y muy bien vestida, cuya dedicatoria era: "A mi bandolero preferido..." "O sea que aquí quién vivió fue un
bandolero", pensé yo, así se explicaba que en ese sitio construyeran una
casa como ésta con materiales todos de primera y todo completo, con agua,
electricidad - porque aún no había encontrado el transformador, pero sabía que
andaba por allí y seguía buscándolo -.
Los ojos de aquella
señora del cuadro eran igual que los de mi ex-mujer, no quería acordarme porque
procuraba trabajar desde el amanecer hasta avanzada la noche para acostarme
rendido y quedarme dormido enseguida y no pensar en nada.
Ahora fue éste un mal día, nada más salir a la puerta comprobé que me habían destrozado todo el jardín, todas las plantas y todo cuanto tenía sembrado en el huerto "¿Quién habrá sido?" pensé, y desabroché la pistola que llevaba en el cinto y de repente se me helaron las venas, allí había dos enormes serpientes, se veía que estaban en celo y les sentó mal que yo hiciera acto de presencia; las dos inclinaron sus enormes cabezas y dieron un silbido que a mí me atronó los oídos, y de momento se prepararon para atacarme. Tuve buena puntería, primero a una y luego a otra les di en la cabeza y me las quité de en medio, pero tuve que arrastrarlas y tirarlas por lo alto de un barranco para que no acudieran los demás a comérselas.
Ahora fue éste un mal día, nada más salir a la puerta comprobé que me habían destrozado todo el jardín, todas las plantas y todo cuanto tenía sembrado en el huerto "¿Quién habrá sido?" pensé, y desabroché la pistola que llevaba en el cinto y de repente se me helaron las venas, allí había dos enormes serpientes, se veía que estaban en celo y les sentó mal que yo hiciera acto de presencia; las dos inclinaron sus enormes cabezas y dieron un silbido que a mí me atronó los oídos, y de momento se prepararon para atacarme. Tuve buena puntería, primero a una y luego a otra les di en la cabeza y me las quité de en medio, pero tuve que arrastrarlas y tirarlas por lo alto de un barranco para que no acudieran los demás a comérselas.
Había puesto ese
día potaje de lentejas, y con el problema éste de las serpientes se me
quemaron, no era un problema grande la comida porque no tenía nada más que
salir con la escopeta y enseguida cazaba un conejo o una perdiz o algún otro
animal que luego ponía en la barbacoa que me había preparado, pero era una
contrariedad, y después lo del cuadro...
Me sentía tan mal
que abrí una botella de aquel vino estupendo que me traje del cortijo y me la
bebí casi entera, quería emborracharme para no pensar, pero me causó el efecto
contrario, me acosté y entonces fue cuando empecé a recordar muchas cosas de mi
vida: me acordé de mi madre, de aquella madre tan buena que vivía sólo para mi
padre y para su niño como ella me llamaba, pobre mamá, cuánto estaría sufriendo
sin saber lo que había sido de mí...Y mi padre, aquel hombre serio que todo el
mundo respetaba y temía, y luego después lo dulce que era conmigo, él, lo único que
me exigía es que llevara buenas notas, que no hubiera ni una sola mancha
en mi currículo... y en eso sí que le di gusto porque mi carrera la hice toda con
sobresalientes y matrículas de honor y también me acordé de ella, de aquella
mujer a la que tanto quise, que contradije a mi padre, a mi madre, amigos, a
toda la familia para casarme con ella, y todo me parecía poco y, sin embargo,
como me traicionó. Yo estaba haciendo un trabajo en Portugal, llevaba un mes
sin verla y ya no podía más, entonces ese fin de semana cogí mi coche y me vine
para acá, pisé fuerte el acelerador porque era verdadera ansia la que tenía por
besarla, por abrazarla, por estrecharla en mis brazos... Entré en casa
buscándola y llamándola por todas partes, pero ella se encontraba tan a gusto
que no oía que la estaba llamando, no se enteraba de nada, abrí la puerta de mi
alcoba y allí estaba, allí estaba en mi cama con otro hombre.
En el sofá junto a
sus ropas, las de ella y las de él, había una pistola, me imagino que sería de este hombre, no lo pensé dos veces, la cogí y disparé, di dos disparos, yo
pensé que los había matado porque la sangre saltó hasta las paredes.
Hui aterrorizado
porque yo no soy un asesino, jamás había matado a nadie, y además me espantaba pensar que pudiera ir a la cárcel.
Había venido alguna
que otra vez de cacería por aquí por la Sierra, pero siempre nos decían:
- No se atrevan
ustedes a adentrarse más para allá, porque sería como buscar la muerte con tantos bichos venenosos que hay ahí y fieras salvajes.
Y entonces pensé
"Ése es el sitio donde mejor puedo esconderme".
Como me dolía
tantísimo la cabeza, busqué y rebusqué aquel tubo de aspirinas que yo había echado,
pero no lo encontré por ninguna parte y entonces pensé " Se me quedaría en
algún rincón de la maleta", efectivamente allí estaba, pero tuve otra
alegría más grande porque allí encontré aquella radio que iba a pilas, y
después de tanto tiempo casi tenía la necesidad de saber algo de lo que pasaba
por el mundo.
En Radio Nacional
de España estaban hablando de aquel Ingeniero de Caminos que había desaparecido
misteriosamente y que nunca nadie supo nada de él, y a continuación contaron o
recordaron como su esposa había sido violada en aquel fin de semana donde él
desapareció, y después de marcharse uno de los dos individuos, con todo el oro
y la plata que allí tenían se quedó el que parecía el jefe para seguir
violándola, que lo hizo repetidas veces pero ella pudo engañarlo y cogió la
pistola, le disparó y lo mató.
"¿Entonces
nadie me ha buscado por asesino?, nunca me culparon a mí, ¿y cómo ella hizo esto?"
- Vino a verme, sabes hijo - me dijo mi padre - y me contó la verdad de lo que había pasado, pero
también añadió: "Me he
arrepentido, y no quiero que caiga ni una sola mancha sobre él, porque él
siempre fue un hombre bueno y honrado, yo soy la única culpable y soy la única
que tengo que pagar". Por poco la condenaron, porque el forense dijo que
efectivamente el semen que encontraron en su cuerpo era de aquel hombre, y los
abogados consiguieron que no tuviera que entrar a la cárcel, no obstante, yo no
he querido saber nada de ella, porque de esto que hayamos estado tanto tiempo
sin ti ella sola ha sido la culpable. Mamá sólo sabe la versión que ella contó,
y esa es la que tiene que saber hasta la eternidad.
- Papá, ¿y tu podrás perdonarme?
- ¿Perdonarte? Claro que sí hijo, hiciste lo que hace un hombre cabal, o crees que yo hubiera
hecho otra cosa distinta a la que hiciste tú, Nunca volvimos a verla ni a saber
nada de ella, no sabemos si vive o está muerta.
Habían pasado dos
años desde que regresé y no sé por qué, tenía unas ganas enormes de sobrevolar
aquella zona para ver si existía todavía mi casa, y a un amigo que tenía un
helicóptero se lo comenté y me dijo:
- Cuando quieras
vamos.
Efectivamente así
lo hicimos, tuvimos que dar dos o tres pasadas, porque no me acordaba de donde
estaba, hasta que me di cuenta que todo aquello se había convertido en un gran
lago y tanto el cortijo como mi casa habían quedado cubiertos por las aguas,
nadie encontró explicación a aquel fenómeno de la naturaleza, pero yo sí, aquel
venero siguió echando gran cantidad de agua, y quién sabe si se habían roto
algunas cañerías o que pasaría, pero ése agua se fue acumulando y de ahí nació
el lago.
La verdad es que
sentí mucha pena porque había trabajado tanto allí y derramado tanto sudor y
tantas lágrimas, pero la verdad es que no era un buen sitio para tener una
casa...
FIN
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