Solía decir su padre que su niña era como una perita en dulce. Era preciosa, menudilla, pero tenía un cuerpo muy bien formado, unas piernas preciosas, de cara muy bonita, y además era alegre como unas castañuelas. Siempre estaba cantando, bailando, en la sección femenina aprendió a bailar todos los palos, bailaba jotas, sevillanas, bailes regionales... Y en todas las fiestas que había en el pueblo era invitada. Así fue un día a una fiesta campera que uno de los señores más adinerados del pueblo daba. Y vino un acaudalado granadino, juerguista, mujeriego, que en cuanto vio a al chiquilla se enamoró de ella, y ya no dejó de perseguirla. Le mandaba un ramo de flores diario, en el ramo una joyita... Bueno los padres no sabían cómo hacerle ver que aquello no le convenía “NO prestes atención a ese hombre que va a ser tu desgracia” Le decía la madre. Pero ella estaba entusiasmadísima. Y tan entusiasmada que a los pocos meses salió con una barriga. Este hombre le puso un piso, se lo am...
Narraciones de una abuelita para pensar