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ANDALUCÍA


Andalucía, por mucho que te maltraten tú siempre serás la mejor y más grande de mi amada España. De la flor me gusta al nardo, de los mártires la cruz, de las naciones España y de todas las regiones españolas, Andalucía, me gustas tú. Me dicen mis amigos que voy a cumplir 30 años y aún no me han visto nunca enamorado, ¡qué sabrán ellos! Yo estoy enamorado casi desde que nací. Enamorado de mi pueblo, Castillo de Locubín, con sus calles estrechas e inclinadas; la calle de la Amargura se llama la calle donde yo nací. Sus verdes olivos, sus huertas con árboles frutales todas muy bien cuidadas – sus almendros, sus cerezos, cuando estos están en flor – qué gusto da verlo volando desde el cielo desde mi avioneta. Y allí arriba La Camuña, fiel centinela, siempre vigilando dispuesta a salir en defensa de su amada pueblo; parece como si dijera “meteos con él y veréis lo que es bueno, abriré un gran agujero y dejaré salir todas las aguas subterráneas que por aquí dentro circulan”.

Alcalá, Alcalá la Real, con su fortaleza de La Mota, es el último pueblo de la provincia de Jaén, muy cerca de Granada. Granada, mora y cristiana, aunque no tuviera otra cosa ya tiene suficiente con La Alhambra. La vega granadina, con sus frutas tropicales y, como si fuera poco, Sierra Nevada. Allí están enterrados los Reyes Católicos y allí nacieron aquellas dos grandes damas: una fue Duquesa de Alba y la otra Emperatriz de Francia – Eugenia de Montijo -. Qué pena, pena que te fueras de España para ser reina. Por las lindes de Francia, Granada dejas, y las aguas del Darro por las del Sena. Eugenia de Montija, qué pena, pena.

Málaga, para mí una de las más bonitas de Andalucía y de España. Donde más me gusta vivir después de Jaén: Málaga y Granada. Me vuelven loco los “boqueroncillos” malagueños, las quisquillas y la ensaladilla malagueña, qué risa está en verano, fresquita, acompañada de una caña de cerveza. Málaga tiene ríos, tiene puerto y aeropuerto y tiene a los legionarios que por el mundo entero le dan tanta fama; con su Cristo, al que vienen a ver desde muchos puntos del mundo en Semana Santa, cuando lo sacan en procesión. En sus tierras las Cuevas de Néjar, Torremolinos y Marbella también están asentados en la costa de Málaga.

De Almería poco puedo decir yo, porque lo dijo todo en sus canciones Manolo Escobar.
Y vuelvo a Jaén y su provincia, por donde empecé. Torredonjimeno, Torredelcampo, Martos con su gran peña y la ciudad de Jáen, tierra del Santo Reino, donde tienen una de las catedrales más maravillosas yo diría que del mundo entero. Y allí tienen al Santo Rostro, aquel paño que limpió el sudor de Jesucristo cuando iba camino del calvario. Y tienen al Nazareno, al que en Jaén llaman cariñosamente “El Abuelo”. El Castillo de Santa Catalina y los Baños Árabes, la Virgen de la Capilla que descendió del cielo a la ciudad de Jaén y “la Morenita”, en Sierra Morena, de la que hasta incluso los no creyentes dicen “algo tendrá, cuando vienen del mundo entero al Cabezo a adorarla”. Y la sierra de Cazorla, donde nace el Guadalquivir. ¡Ay, cuánto darían algunos por quitarlo de allí! ¡Si hasta han llegado a decir que el río Guadalquivir no está en Andalucía! Úbeda, Baeza, La Carolina, Linares y Andújar, bañadas por el Guadalquivir.

Córdoba, también cristiana y mora, como su hermana Granada. Con esa gran mezquita convertida en catedral cristiana. ¡Ay Córdoba, si tus calles hablaran, cuántos secretos descubririán de los que los árabes dejaron enterrados en tus tierras! La campiña cordobesa parece, cuando está verde, como si fuera un campo de esmeraldas y luego como si fuera de oro cuando las espigas están doradas.

Sevilla, donde reina la alegría en sus ferias y en Semana Santa. Con su Torre del Oro, el Parque María Luisa, el puente que se abre para dar paso a los barcos que navegan por las aguas del río Guadalquivir y llegan hasta sus mismas entrañas.

Cádiz, tacita de plata, donde también se canta y se baila, sobre todo en los carnavales. Los tanguillos famosos de Cádiz, aquellos que encontraban los duros en la playa.

Huelva, marinera y rociera, porque allí está la Blanca Paloma, que es hermana de la Morenita, las dos grandes romerías que tiene Andalucía, conocidas por el mundo entero.

Y esto es solo una muestra, para conocer Andalucía hay que visitarla. Una vez que la visiten verán que hay muchas cosas y muy bonitas ahí afuera, pero también las tenemos en Andalucía y son nuestras. Son de Andalucía, son de España. Y quiero vivir en Andalucía hasta que me llegue la hora y me marche, “después de entregar la cuchara”. Y espero que allá en el cielo seamos muchos los que a la Virgen le bailemos las sevillanas; y aunque Zaragoza no es. Y andaluza, también que le bailemos una jota. Y por qué no, que le bailemos unas sardanas, que Cataluña también es de España.

¿Saben ya de quién estuvo mi alma siempre enamorada? Andalucía es mi novia y mi madre España.

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