Nicolasa tenía un hermosísimo patio en su casa, pero en vez de tener en él macetas, flores , como tenían sus amigas y vecinas, ella tenía pollos y gallinas. Decía “las macetas no dan beneficio ninguno, solamente dan trabajo, adornan mucho. Y mis pollos y gallinas también!” Estaba este día dándoles de comer y recogiendo los huevos, cuando llegó su hermano Valeriano. “¿Qué haces?” “Pues mira, recogiendo los huevos y dándoles de comer.” Se quedó mirando a un hermoso gallo que había allí y dijo: “Vaya banquete que os vais a dar con ese gallo tan hermosísimo” “¿Uy, qué has dicho?, nosotros no nos vamos a comer ese gallo”. “No? Entonces qué piensas hacer con él?” “Ah pues venderlo hijo, tú sabes siquiera lo que ese gallo vale?” “¿Cuánto vale?” “Pues el que quiera comérselo me tiene que dar 5 pesetas” 5 pesetas en aquellos tiempos de la posguerra era una cantidad importante. “Muy bien, pues yo te doy las cinco pesetas y ese pollo me lo como yo” Sacó un billete de mil pesetas ...
Narraciones de una abuelita para pensar