LA LUCIÉRNAGA Don Pedro fue el abuelo, el Señor Pedro el padre, Pedrito el hijo y el nieto Periquín. Este último era un niño muy pulcro, se lavaba las manos constantemente, le gustaba mucho su aseo personal y por ello la madre estaba encantada. Por las noches, cuando terminaba su cena se iba enseguida al cuarto de baño, se lavaba sus dientes, su cara, sus ojos, se lavaba muy bien sus manos, se ponía su pijama y salía: - ¡Mamá, yaaaa! Entonces iba la madre, lo acostaba, lo arropaba y rezaba todas las noches un Padre Nuestro con él, el Jesusito de mi vida y el Ángel de mi Guarda. Entonces el niño hacía como si tuviera mucho sueño, la madre le apagaba la luz y se marchaba. Enseguida él se volvía a levantar, corría las cortinas, subía las persianas y abría totalmente la ventana, porque le gustaba mucho contemplar las estrellas desde su cama. Entonces dejaba volar su imaginación...Veía una carroza toda hecha con estrellas, y tirada con dos caballos blancos que tenían alas, en...