Los mares enfurecidos hacen olas grandísimas. Los maremotos, tsunamis, se tragan miles de criaturas y animales. Destrozan algunas veces ciudades enteras. Los ríos se desbordan llevando todo cuanto encuentran por delante. Casas, cosechas, árboles animales… La tierra, la madre tierra tan sufrida como casi todas las madres, harta ya de tanto ultraje también se revela con grandes terremotos, movimientos de tierra, volcanes que en años y años sin actividad ninguna, empiezan a escupir ceniza y dejando a miles de criaturas sin sus hogares. El aire tan contaminado con tantos satélites, tantos aviones, drones y la tierra mandando hacia arriba gases…que van a tener que poner semáforos. Allá arriba la circulación está casi igual que acá abajo en la tierra. Y es que señor, tu perdonas siempre, los hombres alguna vez, pero la naturaleza no perdona nunca. Las aguas de los mares, que pena, como están d...
Narraciones de una abuelita para pensar